El santuario de Itsukushima en la legendaria isla de Miyajima, un enclave espiritual único
En esta ocasión quiero pedirles que me acompañen a un lugar único, la hermosa y fascinante isla de Miyajima en Japón.
Tras una breve visita a la ciudad de Hiroshima, y orar con todo mi corazón por la Paz en el mundo, decidí recuperar fuerzas físicas y espirituales.
Me traslade en ferri a la mítica isla de Miyajima (que literalmente significa la isla del santuario), muy acogedora, con unos mariscos y pescados extraordinarios para deleitar al cuerpo físico y lo más importante, unos paisajes bellísimos que alimentan la energía de nuestra Alma.
Desde el mar, en el horizonte aparece el tori flotante de Itsukushima-jinja, unos de los grandes emblemas del Japón y de los más fotografiados, su sobria belleza incomparable.
Con una historia que se remonta al siglo VI, el tori marca la frontera entre el mundo de los humanos y el de los espíritus. Su color bermellón brillante mantiene alejados a los malos espíritus fuera del santuario. Cuando lo atravesamos, ya entramos en territorio sagrado del templo…
La Luz dorada de la tarde comenzó a invadir mi ánimo, mientras caminaba por el camino de linternas la compañía de los ciervos comenzó a distraerme y relajarme, llegando a la entrada del templo principal del complejo, que leí era de estilo Heian y que había sido destruido en varias ocasiones, pero siempre reconstruido en su forma original.
Estuve durante mucho tiempo sentada en la parte de la entrada que da al mar, contemplando el tori, observando como subía la marea, sentí que era un lugar verdaderamente mágico, lleno de energía donde se puede apreciar con gran claridad el reino de la luz del Sol sobre la tierra y el poderoso influjo de la Luna sobre el mar.
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